lunes, 31 de mayo de 2010

El futur del llibre (II)

Com a continuació de l'entrada d'ahir, més sobre el futur del llibre:

Eco, Carrière y los libros

El futuro del libro, amenazado según los agoreros por la Galaxia Internet, es el punto de partida de una entrevista-ensayo que supone un mano a mano entre dos de los eruditos en la materia más respetados de Europa, el semiólogo italiano Umberto Eco y el guionista francés Jean-Claude Carrière, que trabajara repetidamente con Luis Buñuel en toda su filmografía. Ambos además son dos bibliófilos declarados, poseedores de bibliotecas personales de entre 40.000 y 50.000 volúmenes plagadas de incunables y tesoros literarios de todo tipo.
Nadie acabará con los libros es el esclarecedor pero matizable título de un trabajo en el que tanto Eco como Carrière se muestran convencidos de que el libro, como la rueda o la cuchara,
son inventos imposibles de mejorar. Aunque el libro pase a ser un e-book seguirá respetando la lógica de las páginas, de los párrafos, de los capítulos. Dicho esto, el libro impreso seguirá superando al texto virtual en que no tiene dependencia energética. Si hubiera un apagón duradero a nivel mundial, todo el saber acumulado en internet, pendrives y demás inventos se perdería, mientras que los libros, en su frágiles encuadernaciones, seguirían ahí esperándonos.
Una vez demostrado su amor intelectual y también fetichista hacia este objeto, los dos atípicos pensadores se embarcan en un curiosísimo repaso hacia la historia de los libros que va desde los monasterios medievales al intrincado mundo de anticuarios y coleccionistas, desde el inexistente papel del libro en culturas como la azteca a la hiperabundancia textual de la Europa moderna.
Tragedias. Por otro lado, ¿han sobrevivido las grandes obras maestras de la literatura? Pregunta imposible de responder pero con hipótesis inquietantes, según recuerda Umberto Eco, si tenemos en cuenta que Aristóteles, cuando cita a los grandes de la tragedia griega, no cita a Esquilo ni Sófocles, a los que nosotros consideramos la cumbre, y sí a autores cuyas obras se perdieron para siempre. ¿Lo que nos ha llegado es lo mejor, tras haber filtrado el tiempo y el olvido las obras más mediocres o tenemos que lamentarnos de no haber podido leer un Quijote o un Hamlet destruido por el fuego o los ratones? Sería tanto como preguntar si hay vidas paralelas a ésta. También hay tiempo para hablar del poder, de la política, de la religión y, sobre todo de la estupidez, ese gran enemigo que siempre ha intentando infiltrarse entre los estantes de las librerías o mandado al fuego aquello que odiaba.
Las reflexiones del conocido autor de El nombre de la rosa o Las lenguas del paraíso, junto a las de Carrière (guionista también del Cyrano de Rostand que protagonizó Depardieu) son un prodigio de ingenio y erudición, necesarias en un tiempo en el que asistimos a una revolución en el acceso al conocimiento comparable a la de Gutemberg.

JOSÉ VICENTE RODRÍGUEZ

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